Visitantes

5/5/10

No me hagas rogar por tu amor. No me tengas esperando como a una estúpida que no entiende, decí la verdad, que no es más que el simple hecho de que me prometes porquerías para mantenerme tranquila y salva. No esperes que me salve por tus promesas, por tus mentiras. Esperá que te espere, pero nada de todo lo demás. Todo aquello que quieras de mi, olvidalo. Te complicas la vida razonando y repensando qué hacer conmigo, como si fuese un objeto, una cosa que no siente y no tiene una vida. Tonta de mí que mientras escribo esto, siento ganas de abrazarte y simplemente mirarte, sin hablar, sin nada más que hacernos compañía en este silencio tan dañino y ofensivo. Me atrapaste en tu red maldita y me preguntaste muy cordialmente si te quería. Obviamente, la respuesta salió de mi boca en forma de sonrisa y tu devolución me dejó pasmada, irradiada, iluminada, atontada. Respirabas el mismo aire que el mío, pero a mi me sabía a tóxico. Tu amor estaba contaminado de maldades y una destrucción preparada para lanzarla, sobre mi o cualquiera que se atreviera a ir en contra de tus ideales. Bajo tus brazos yo sólo era rehen de mi puro y verdadero amor por vos, sobre mis hombros, vos no pensabas en otra cosa más que en idear como terminar con mi felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario